La Fiesta de los Oficios se plantea como una alternativa al Carnaval. Mientras que los adultos a veces sienten la necesidad de «disfrazarse» una vez al año para experimentar cómo ser otra persona, los niños pequeños hacen esto de manera cotidiana a través de su juego libre. Pueden transformarse fácilmente en mamás, papás, vendedores, peluqueros, o cualquier otro personaje, reflejando su deseo natural de imitar lo que los rodea.

Por lo tanto, esta celebración no es una necesidad para los niños. Sin embargo, el Carnaval es una festividad arraigada en la cultura local, y la educación Waldorf busca adaptarse a la realidad cultural en la que se desarrollan sus actividades educativas.

Para la pedagogía Waldorf, es fundamental encontrar una manera apropiada de celebrar este día con los niños, que sea adecuada para su edad y tenga un significado para ellos.

Desde la perspectiva del Jardín de Infancia (para niños de 3 a 7 años), se considera más beneficioso y saludable que los niños se involucren en oficios tradicionales y antiguos, debido a los gestos y movimientos que implican, como lavar, colgar, 

amasar, tejer, cardar lana, sacudir alfombras, costura, jardinería, entre otros. Los niños de alrededor de 4 años en adelante pueden participar en actividades de alfarería, aunque se recomienda esperar un poco más para evitar que el calor corporal les afecte, ya que aún están desarrollando su sentido del calor.

En cuanto a los disfraces, para los niños de Waldorf, basta con un delantal y un pañuelo en la cabeza o un sombrero de paja.

Durante el tiempo de juego libre, se crea un ambiente enérgico de trabajo en los diferentes «talleres». Los niños que deseen participar en otras actividades pueden hacerlo sin presión, ya que nadie está obligado a cumplir con una tarea específica.